sábado, 29 de marzo de 2014

Latencias

Tomás es un buen pibe. O muchacho, debería decir. Tiene 30 años.  Compartimos oficina de lunes a viernes desde hace un año y medio. Cuando no nos veamos tan seguido sabremos si somos amigos; hoy tenemos afinidad. No es poco. Solemos hablar de banalidades, cosas en doble sentido y hasta cotejamos pareceres sobre la vida, el amor y el mundo. De actualidad, incluyendo política, también charlamos.