Suelo ir a
correr a la Reserva Natural de Costanera Sur. Hago el circuito largo, 8 km. A
veces sin hacer una parada, lo que para mí es un logro. Pero de esto no quería
hablar, sino de un acontecimiento que me ocurrió la última vez que salí a
trotar. Aquel día me la banqué: no paré. A diferencia de otros runners no iba
con el torzo desnudo. Pero al llegar exhausto a donde había partido, la entrada
de calle Brasil, con el sol a pleno de la una de la tarde, me saqué la remera y
me pegué una linda mojada en las duchas externas, que para ello están
instaladas. Eso, luego de tomar agua en un también coqueto vertedero (bien por
la administración porteña).