domingo, 10 de mayo de 2015

Manaos... Dale, seguí cargando

Entre los "kioskos" que tengo escribo notas para una revista de marketing y publicidad. Intento, generalmente en vano, hacer algo que me interese, que yo leería. Casi nunca lo logro. Pero a esta nota podría señalarla como una excepción (aunque en rigor, nunca leo lo que escribo una vez que la "lancé"). Además la propuse yo, no me la encargaron, con lo que para mí tiene otro plus. La comparto.

Héroes

Río Bravo, Río Rojo, Más corazón que odio. Por ejemplo.  Del western puro y duro -nada de spaguetti, que también tiene sus virtudes-, se trata esta  vez. Quiero, sin ser estudioso ni experto en el género, remarcar la que para mí es una de sus principales virtudes: la “psicología” de sus personajes. Y eso que, a primera vista, las actuaciones y los papeles de los clásicos del género parecen de cartón, casi estereotipos (en este sentido, habrá que admitir como paliativo de época la influencia del folletín y la adaptación de las tiras de aventura). Pero tal vez esa rigidez sea una condición necesaria para que los personajes desanden en un lenguaje cinematográfico que estaba naciendo y creando sus reglas.