Volvía con mi padre, de quien no tengo la mejor
opinión, sobre todo si de reflexionar y de autocrítica se trata. Volvíamos de
una misión familiarmente delicada, que de repetida en las últimas semanas se
había tornado, en apariencia, coyuntural; pero era terrible, por decirlo de
alguna manera. Simplifico: hacerle la mudanza a una hija suya y hermana mía que había pasado
por un bajón (simplificación) que la sumergió en una dejadez extrema.
viernes, 29 de noviembre de 2013
miércoles, 27 de noviembre de 2013
En el casco
El asado recién había sido comido. Estaban
haciendo la sobremesa, ahuyentando moscas. Martín se levantó y caminó en
dirección a los perros, que ya no merodeaban las mesas en busca de restos de
carne, pues estas ya habían sido "levantadas", como se dice, por la dueña de casa,
ayudada por la esposa de otro de los comensales. El grupo dividía sus acciones
en tres: fumar, tomar los restos de las botellas y charlar. Las conversaciones
estaban segmentadas y tenían ritmo pausado, tanto que algunos iban anunciando
que dormirían la siesta.
martes, 12 de noviembre de 2013
El rebelde
Tenía que partir hacia Retiro. Colectivo-subte desde la casa paterna, donde me encontraba por cuestiones mundanas, era mi plan. Me dirigí pues a la parada de colectivos paterna que está junto a un kiosco de revistas, a cuyo dueño conozco de chiquito y nunca saludé. Son varios los colectivos que puedo tomarme en esa parada. Ninguno pasa.
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