Con
la música me pasa algo que noté no es tan infrecuente en otras personas: forma
parte de mi pasado. Lo que quiero decir,
en realidad, es que me quedé sin el anhelo de descubrir nueva música, algo que
en alguna parte de mi vida (entre los 16 y los 30, arriesgo) fue una costumbre
y un gozo. El fin de esta etapa coincidió con el inicio de la música
electrónica y la baja en las acciones de aquello de las tribus rockeras,
Cromañón mediante.
La
cosa es que mi manera de escuchar música no se renueva, siempre es lo mismo,
con leves variantes, que tienen que ver con lo que ciertos amigos me hacen a
escuchar. Entonces, con suerte puedo reconocer alguna canción de Belle and Sebastian
o Artic Monkeys; y de acá a Bochatón, Flopa-Manza-Minimal, Pez, El Mató…, Go
Neko, Guauchos, Los Campos Magnéticos, Onda Vaga y alguno más.