lunes, 24 de junio de 2019

Hormigón visto. La noble sutileza de lo rústico.

El estudio Adolfo Bavio Arquitectos y una apuesta tan versátil como minimalista a partir del eterno material gris. 



En El Tigre, dentro del barrio privado Barbarita y mirando a una laguna de 7,5 hectáreas, encuentra su espacio una casa que atesora en sí misma uno de los más recientes y ambiciosos proyectos de Adolfo Bavio Arquitectos. Un estudio con estilo definido, que no por moderno y vanguardista deja de lado lo tradicional, sino todo lo contrario.
El elemento clave de este proyecto de 465 m2 es el cemento visto, o sea aquel que refunda su encanto una vez que se dejan atrás el encofrado y los tratamientos superficiales. Hay que pergeñar una idea que se hará realidad en el “como quedó, quedó”; con las dificultades previas y del proceso de construcción que impone el caso. A esto hay que sumarle la sutil amalgama con el entorno natural, tan propia de estos tiempos sustentables, así como particularidades específicas como entender que para armonizar la habitabilidad y la optimización de los recursos energéticos con el clima, no basta con la orientación de la casa según el sol.    

Materiales conjugados

Si bien el hormigón visto en tablillas marcó el pulso del proyecto, este encontró aliados indispensables e ideales en otros materiales nobles. Paneles fenólicos  plastificados, pero también piedra de San Juan y San Luis en murete para la parte inferior-exterior, así como lajas y maderas de lapacho en interiores. En este orden de ideas, habrá que tener en cuenta a los enormes ventanales no solo por la luz natural que aseguran, ni por el sofisticado perfil exterior que consagran, sino que también por la significancia estética de los paneles de vidrio, que parecen armonizar tanto la laguna, la piscina exterior como el espejo de agua interior.

Volúmenes inteligentes 

La casa se diseñó a partir de dos volúmenes. Uno “saliente y abierto”, mirando a la piscina exterior, así como al muelle y al espejo de agua que se recuesta en uno de sus lados para ofrecer vistas por demás atractivas. El otro volumen se despliega más ciego y “en relación con la función y la orientación”, destacó el propio Arquitecto Adolfo Bavio.
El nexo entre ambos espacios está conformado por una superficie vidriada que se corona por un espejo de agua interno. De un lado y otro de estas aguas quedan, separados, los espacios sociales y de convivencia, de los más íntimos y privados.
Además, este eje constituye una regulación climática, como explicó el arquitecto: “Con la salida del sol en invierno, desde esta zona de la casa, se genera una óptima entrada de luz natural que permite buen asoleamiento y calentamiento cuando la temperatura es baja. Por el contrario –continuó–, en verano el espejo de agua genera un clima más fresco a través del efecto invernadero que humidifica el ambiente”.

Estratos arquitectónicos

“Desde un profundo estudio del entorno y del programa de necesidades y las tecnologías del lugar, generamos una morfología adecuada que resuelve integralmente el escenario planteado”, destacó Bavio. Y en este caso, eso significa, también seguir el ritmo de ese entorno. Se trató de atravesar un desafío estimulante que se superó para dar con el resultado anhelado. “El desnivel natural del terreno nos permitió realizar el jardín en dos niveles planos a diferentes altimetrías logrando mayor funcionalidad”, concluyó, ejemplificando, el arquitecto.

* Nota publicada en la revista Bricks y en http://www.grupobrick.com/emprendimientos/hormigon-visto/