martes, 3 de diciembre de 2013

Dos días

17 abril, 2013

Hoy (era abril, como se especifica arriba, digo ahora en diciembre) recibo por email un curso la invitación a un curso de redacción corporativa. Estoy en el mailing de una empresa que hace textos para empresas (house organs, libros a medida, flyers, etc), y uno de los que lo dictarán es el dueño de esta empresa. Hice algunos trabajos para él/ella. Recuerdo tres, pero me referiré a dos, ahora. El primero estuvo relativamente bueno, y bastante divertido: un libro para un colegio cheto de zona norte. Cumplía 50 años y querían hacer una semblanza del pasado de la institución: historia, actualidad, alumnos famosos, hitos, y esas cosas. Los otros dos tuvieron sus particularidades, por decirlo de alguna manera. 

Los menciono cómo vienen a mi memoria ahora, pues no sé cuál hice primero. Todos, los realicé hace no más de 5 años. Y ahora estamos en 2013,  así que, bueh, pasó el time.
Uno de ellos fue para el Banco Río. Desde el principio me cayó mal, pues era el banco para el cual trabajaba una esquiva mujer del que no tengo el mejor recuerdo sentimental. El Río. En fin. La misión consistía, año 2008 según mis cálculos, en cubrir una “caminata saludable”, que partiría de la sede central del banco, a metros de Casa Rosada, con lo que de movida constituía un desprecio espacial (espacio físico) para el staff de las diversas sucursales (entre esos lectores estaría aquella ex). El grupo exiguo, todos se sentían medio ridículos, partió encabezado por el jefe de recursos humanos. Casi un apriete. La veintena de personas se conocía. El único colado era yo. Mi misión, como ya dije, era cubrir la caminata, que por sus características se prestaba para una edición de un minuto de imagen y sonido. No daba para otra cosa. Pero me habían tirado el muerto de escribirla y lo tenía que resolver. Caminé junto a ellos, que algún comentario me dedicaron algunos, seguro, y otros por lo menos por curiosidad: ¿y ese quién es? Yo era el distinto, el que desconocía, pero también era el inquisidor. Así que con cada abordaje me daba vergüenza preguntar por algo a lo que se le notaban mucho las costuras; o sea, una iniciativa que no había tenido muchos seguidores, y en la que todos estaban al tanto que se trataba de hacer una puesta en escena en pos de la imagen de la empresa, más que por alguna secreta generosidad hacia los organismos vitales de los empleados. Pese a la característica seguridad de grupo, los pocos abordajes directos que me atreví a hacer con el arma (un pequeño grabador), recibí como respuesta una testimonio honesto dentro del discurso que yo buscaba. El ser humano es obediente, bueno, en general. Se aprovechan de mi perdidismo, saqué como conclusión. Fin.
El otro trabajo era constatar los beneficios que una empresa, Siderar, le otorgaba a una comunidad, San Nicolás, a la cual contaminaba y daba trabajo. La gente se acercó al anfiteatro al aire libre que hay junto al río, en esa ciudad (¿ciudad o poblado?, me pregunto sin intención de despectivididad). Un lugar muy lindo por cierto. En general eran familias de trabajadores, y adolescentes en bicicletas y ciclomotores. La película era una comedia cool y un tanto conservadora (la familia, por sobre todo) hecha por un director joven (treinta y pocos) y ameno, que una vez terminada la película se puso en el centro del escenario, con algo de lógica incomodidad, y contó un poco el proceso de creación. Pienso ahora que la elección de la película no pudo ser más acertada.


18 de abril, 2013
Bicicleta
Acabo de enterarme que el servicio de bicicleta de la ciudad de Buenos Aires ha de ser concesionado en un futuro cercano, por lo que dejará de ser gratuito. Cierto alivio pues, ya que me sentía extraño compartiendo (y utilizando, tengo número de usuario, para el cual tuve que dejar un email al cual me mandan spam del gobierno de la Ciudad, pero ese es otro tema) un servicio piola de la administración (término perfecto en este caso) macrista. Tenían que mostrar la hilacha y lo hicieron. Las cosas claras, again.   

Esto último, lo digo desde mi edición actual, 3 de diciembre de 2013, no se cumplió. Digo, el cobro de arancel por la bici. Por ahora. Aprovecho para hacer una queja-reclamo: independientemente de Cromagnon: (duplico dos puntos) qué oportunidades dilapidadas por el progresismo con Ánibal Ibarra en la CABA. La izquierda podría, podríamos, reflexionar por el terreno perdido desde lo fáctico con el continuismo pusilámine de este tipo loable, pero sin contexto o decisión propia de articulación de cambios.